Vivir en una casa autosuficiente ya no es una utopía, ni el proyecto de un arquitecto loco o de una ecologista empedernida. Residir en un hogar que genera su propia energía y no depende de la red de abastecimiento de agua es una opción más para limitar nuestro impacto en el medio ambiente y, de paso, reducir gastos.
El gasto medio anual de un hogar español en vivienda, agua, electricidad y gas fue de 9.941€ durante 2019, el último dato disponible en el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un 13,6% más que 3 años antes y un 31,6% más que en 2006. El salario medio es de 27.537€ anuales. Dicho de otro modo, solo tener una vivienda y mantenerla supone un 36% de los ingresos de un ciudadano promedio.
En este contexto, irrumpe la casa autosuficiente. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Qué principios guían su diseño y construcción?
“Una buena vivienda autosuficiente consume la energía que es capaz de generar por medios renovables”
Características de una casa autosuficiente
Empecemos por lo más básico: este tipo de viviendas nacieron para reducir los residuos, el consumo de agua y las emisiones contaminantes a la atmósfera, que dependen del uso de combustibles fósiles.
Las casas autosuficientes se caracterizan por una reducida demanda de energía tanto para la iluminación como para la calefacción, así como por el uso de los sistemas eléctricos más eficientes. Y lo mismo se puede aplicar al consumo de agua.
A partir de esta premisa, debemos añadir un paso más: una buena vivienda autosuficiente consume la energía que es capaz de generar por medios renovables como placas solares o aerogeneradores. O puede ser ambiciosa y producir de más, para lo que tiene dos opciones:
- Si está conectada a la red eléctrica y produce más energía de la que consume, puede verter el excedente para que le sirva a otros usuarios.
- Si está aislada, puede almacenar la energía en baterías especiales para cuando tenga un déficit de producción. O aprovecharla para cargar el coche eléctrico.
¿Y qué pasa con el agua? La mayoría de las casas autosuficientes tienen sistemas de captación de agua de lluvia. Lo hacen a través de la cubierta del edificio y la canalizan a un depósito. Otra opción adicional es la construcción de un pozo. Eso sí, para llegar a este punto, lo primero es reducir la demanda de agua potable de una vivienda, tanto con sistemas que eviten las fugas como con hábitos sostenibles.
“La mayoría de las casas autosuficientes tienen sistemas de captación de agua de lluvia”
Por si no lo tenías en mente, la construcción de las infraestructuras del agua, desde las presas y las canalizaciones hasta las depuradoras, no solo es muy cara, sino que tiene un gran impacto ambiental en el entorno. Recuerda los pueblos sumergidos en embalses. Lo mismo se puede aplicar a las centrales eléctricas.
Por eso, un elemento clave para tener un hogar autosuficiente es que sea una casa bioclimática. Recuerda que es un edificio diseñado de tal manera que los habitantes se benefician de las ventajas naturales del entorno en términos de ahorro de energía, confort térmico y salubridad.
Dicho de otro modo: una casa autosuficiente es capaz de mantener una temperatura interior agradable solo con los recursos de su entorno, evitando las fuentes de energía tradicionales. Por tanto, no tendrás que generar una gran cantidad de electricidad para poder vivir con comodidad.
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