Economía doméstica: saca buena nota en esta asignatura pendiente
6 agosto 2019
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La economía doméstica es esa asignatura que debería estar en todos los planes de estudios y no aparece en ninguno. Aprendemos a declinar en latín, memorizamos la tabla periódica de los elementos y, sin embargo, no nos enseñan a ser consumidores conscientes.
Llegamos a la vida adulta sin saber hacer una lista de la compra razonable, cuánto gastamos en cada cosa ni fijar unos objetivos de ahorro para tener un colchón que permita afrontar esa avería en el baño que inunda el pasillo o cualquier otro imprevisto impertinente… En resumen, nadie nos ayuda a entender qué es la economía doméstica y cómo gestionarla sin perder la cabeza.
Llegar a fin de mes sin preocupaciones no debería ser un sueño, sino la norma habitual de un hogar. Para organizar la economía doméstica, sin embargo, es mejor empezar por el principio para aprobar con buena nota esta asignatura pendiente. Y lo primero es saber cuánto dinero tienes.
“Lo más importante es saber los ingresos y gastos mensuales del hogar”
Toma papel y boli si eres analógico o crea una tabla de hoja de cálculo si eres más digital y calcula tu patrimonio. Esto es, revisa cuánto dinero tienes ahorrado, el valor de las acciones de tu cartera, los inmuebles de tu propiedad libres de cargas… y a esta cantidad le restas todas tus deudas, hipotecas incluidas.
Ahora ya tienes una foto instantánea de la economía del hogar, como un balance de situación, pero ahora toca ponerse manos a la obra con los ingresos y los gastos. Dicho de otra manera, es momento de aprender cómo llevar las cuentas de tu casa.
¿Cómo llevar las cuentas de casa?
Lo más importante es saber los ingresos y gastos mensuales del hogar. Suena sencillo pero no lo es tanto, como puedes imaginar. La economía doméstica se basa en el principio de las gallinas que entran por las que salen: no debemos gastar más de lo que ingresamos. Lo primero es anotar las fuentes de dinero de la casa.
Por ejemplo, tu nómina y la nómina de tu pareja, si habéis formado una familia. Un momento, ¿anotar? En efecto, puedes hacerlo como en los antiguos libros de cuentas, en una libreta o en una hoja de cálculo, que es una forma práctica para llevar las cuentas de casa. Bien, ya conoces las gallinas que entran.
Ahora toca la cuenta más difícil, saber las gallinas que salen. Empieza una línea nueva con los gastos fijos que ocurrirán de forma recurrente cada mes. Por ejemplo, el alquiler de la vivienda o la hipoteca. Y otra línea para los que son recurrentes pero varían en el tiempo, como los diversos recibos (luz, gas, agua, Internet) y el gasto en transporte (gasolina, abono mensual).
“Una de las características de la economía doméstica es que es muy fácil acostumbrarse a hacer las cuentas de forma mensual”
Un consejo fundamental: guarda los recibos, los tickets, las facturas y los rollos de papel impreso de dimensiones bíblicas del supermercado. Los vas a necesitar a partir de ahora. Tanto de los pagos en metálico como de los que hagas con la tarjeta de débito o de crédito. Todos importan.
Ahora tienes que crear varias líneas nuevas de gastos y agrupar los importes de los recibos por temas. Por ejemplo, imagina la categoría alimentación y contabiliza todo lo que gastas al mes en el supermercado, el chino de la esquina y los demás gastos para comer.
Haz lo mismo con las categorías ropa y ocio. Y cualquier otra clase de gasto que tengas en casa. Puede parecer trabajoso, pero no lo es tanto. Una de las características de la economía doméstica es que es muy fácil acostumbrarse a hacer las cuentas de forma mensual. Resérvate la mañana del último domingo del mes y revisa todas las gallinas que entran y las que salen.
Ya tienes la línea de ingresos mensuales. También la de gastos mensuales. Es la hora de la gran operación de resta. ¿La economía del hogar gana más de lo que gasta? ¿O gasta más de lo que gana? Es el momento de analizar los números, comparar mes a mes, entender cómo consumes y pensar en mejoras. Dónde, cuándo y cómo ahorrar. Pero esa es materia de otra entrada.
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