¿Tiene el combustible diésel los días contados? ¿Es tan grave el impacto ambiental que provoca? ¿Cuándo dejará de venderse? ¿Subirá de precio ante las señales de alarma? Son preguntas normales ante el escenario apocalíptico que se ha planteado con el fin del diésel. Por suerte, las respuestas son bastante más tranquilizadoras de lo esperado y por eso las compartimos contigo.
En España, existen cerca de 23 millones de turismos matriculados y algo más de 13 millones de coches que utilizan diésel, según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). Además, existe el parque de vehículos industriales, autobuses y autocares que consumen gasóleo.
Pese a que han sido muy populares en las últimas décadas, los coches diésel dejaron de ser los más vendidos en España en 2017. En solo 5 años la cuota de mercado ha pasado del 68,9% al 48,3% y la tendencia parece imparable. ¿Qué implican estos datos? Que los turismos que utilizan diésel se venden cada vez menos y que este combustible quedará relegado a los vehículos industriales, agrícolas, de transporte por carretera, los buques y los trenes.
“En 2017 los coches diésel dejaron de ser los más vendidos en España”
Pero, ¿qué es exactamente el diésel o gasóleo? Es un hidrocarburo líquido que alimenta los motores de alto rendimiento descubiertos por el ingeniero alemán Rudolf Diésel en 1893. Su principal ventaja frente a la gasolina, hasta ahora y en España, es el precio: el gasóleo es más barato de producir porque el refinado es más sencillo. Además, el diésel suele tener unos impuestos inferiores a la gasolina para favorecer el tráfico de mercancías. Como resultado, el precio final para el consumidor es menor.
La principal desventaja del motor diésel es que emite más micropartículas y más óxidos de nitrógeno (los famosos NOx) que su primo de gasolina y, por eso, se considera más contaminante en las ciudades. Por esta razón, algunos países como Suiza gravan el gasóleo con más impuestos y su precio, al contrario que en el resto de países europeos, es mayor que el de la gasolina.
¿Llega el fin del diésel a España?
¿Implica esto el final del diésel? Ni mucho menos. El combustible se seguirá utilizando y comercializando, aunque se avecinan algunos nubarrones. El problema para el que tenga un coche de gasóleo es doble. En primer lugar, es muy posible que el impuesto al diésel se equipare al de la gasolina y, como consecuencia, suba el precio en las estaciones de servicio.
“Hablar del final del diésel necesita un matiz: será en el centro de las ciudades más pobladas y su retirada un proceso paulatino”
En segundo lugar, las ciudades ya han empezado a limitar la circulación de vehículos diésel en el centro urbano. La avanzada edad media del parque diésel, por encima de 12 años (cuando el medio ambiente no era una preocupación para los fabricantes de coches), hace que estos modelos sean especialmente contaminantes y una necesidad sanitaria sacarlos de los cascos urbanos. Por ejemplo, Barcelona y Madrid han reducido su circulación siguiendo el ejemplo de otras urbes como Hamburgo o París, que quiere prohibirlos en 2024, así como Ciudad de México, que lo hará en 2025.
En consecuencia, hablar del fin del diésel necesita un matiz: será en el centro de las ciudades más pobladas y su retirada un proceso paulatino. En entornos rurales o para viajes de largas distancias, el diésel seguirá activo, por lo menos, otros 10 años.