Si la subida del precio de la luz te preocupa y no sabes por qué razones se produce, hemos elaborado una guía para aliviarte esa carga. Es normal que te inquietes, el precio de la luz ha subido a finales de agosto de 2018 hasta los 64,32€, un 35,5% más que en el mismo periodo del año anterior y un 3,9% en relación a julio. Acumula cinco meses seguidos de subida, según los datos del Operador del Mercado Eléctrico Ibérico (OMIE). ¿Por qué?
Antes de nada, debes tener claro que el mercado de la electricidad en España funciona de una forma muy particular y es algo complejo, pero te ayudaremos a entenderlo. Está compuesto por dos mercados: el mayorista y el minorista, el que llega hasta el consumidor.
En el mercado mayorista participan todos los agentes: las empresas que producen luz, las distribuidoras que la reparten por la geografía y leen los contadores, y las comercializadoras, que son las compañías que contratas cuando quieres tener electricidad en casa. En teoría son entidades independientes.
El mercado mayorista diario, también llamado pool, es donde se subasta el precio de
cada día. Los productores de energía, que no pasan ninguna auditoría pública de costes, ofertan la generación de luz para cada hora de la jornada siguiente y se casa con la demanda de las comercializadoras.
El precio se fija según la última tecnología que venda luz para cubrir la demanda del día. Si no hay suficiente producción de fuentes renovables (eólica, solar, hidráulica), entran las centrales de gas y carbón. El último que entre marca el precio final.
“Se ha producido por un aumento de los precios del mercado mayorista, aunque otras veces tiene que ver con los costes asociados de la tarifa de acceso”
Una comercializadora compra la electricidad en el pool y después la vende a las familias y las empresas españolas añadiendo una serie de costes regulados que establece la administración. Quizás hayas oído hablar de la tarifa de acceso: esta incluye los costes de distribuir la electricidad, las primas a las energías renovables, el conocido déficit de tarifa y la moratoria nuclear, entre otras cosas.
El déficit de tarifa es la diferencia entre los ingresos que las eléctricas reciben por los pagos de los consumidores y los costes que la regulación les reconoce por suministrar electricidad. Es un problema regulatorio y no económico, porque las eléctricas no permiten que les hagan auditorías de costes. La moratoria nuclear, en cambio, es la suspensión y cierre de centrales nucleares en España.
Para que lo entiendas de forma sencilla: un 35% de tu factura de la luz corresponde con el precio del mercado mayorista. El 65% restante tiene que ver con los costes regulados y fijos que, dicho sea de paso, generan mucho debate entre las eléctricas y la administración. Ambos costes pueden provocar una subida de la luz.
Ahora que sabes cómo funciona el mercado de la electricidad, te será más fácil entender la reciente subida de la luz. En esta ocasión, se ha producido por un aumento de los precios del mercado mayorista, aunque otras veces tiene que ver con los costes asociados de la tarifa de acceso.
¿Por qué se ha producido la subida de la luz?
Sobre todo, por el uso de tecnologías de producción más caras, en este caso el gas natural y el carbón (sí, seguimos produciendo luz a base de quemar carbón). ¿Por qué utilizamos estas fuentes de energía? Porque no nos queda más remedio.
Por un lado, como en esta primavera hemos cerrado dos centrales nucleares, que producen energía más barata porque su combustible cuesta menos. Por otro lado, porque aunque los embalses están al 56% de su capacidad según Embalses.net, las centrales hidráulicas (cuya luz es barata) no están obligadas a funcionar hasta que un embalse supere el 85% de su capacidad. Las empresas suelen esperar a que haya temporadas de poco viento (y no funcionen las centrales eólicas) para que suban los precios.
Como ha habido menos oferta de luz en el mercado y hemos utilizado fuentes de energía más caras, los precios han subido.
Además, entra en juego un último factor inesperado: la subasta de derechos de emisión de dióxido de carbono. Este mercado medioambiental crea un incentivo o desincentivo económico para que las industrias y las eléctricas reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Por ejemplo, para que se queme menos carbón o gas y se utilice más energía eólica.
“Como ha habido menos oferta de luz en el mercado y hemos utilizado fuentes de energía más caras, los precios han subido”
El mercado funciona con dos elementos fáciles de entender: el derecho de emisión y el techo de emisiones. El derecho permite emitir una determinada cantidad de gases a la atmósfera y se puede comprar o vender. El techo es el volumen total de derechos que se ponen en circulación y da un valor económico al derecho de emisión porque crea escasez.
Pues bien, el año que viene se reducirá un 24% el techo de emisiones conforme a las medidas de restricción de la Unión Europea. Habrá una cuarta parte menos de posibilidades de utilizar fuentes de energía contaminantes. Como las eléctricas están anticipando una mayor escasez de derechos, los precios han subido.
La fiscalidad es otro de los elementos que afectan al precio de la energía. El impuesto a la producción eléctrica es un gravamen medioambiental que alcanza el 7%. En 2017, aportó 1.510 millones de euros a la Hacienda pública. Este impuesto suele generar debate entre las empresas, las administraciones y los consumidores. Rebajarlo es una de las medidas más rápidas para reducir el precio final de la luz.
La suma de todos estos factores ha provocado la reciente escalada de precios en el mercado mayorista que se ha trasladado a la factura que pagas cada mes.
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